Además de las distintas medidas de seguridad como el aislamiento social y el lavado de manos frecuente, el uso de mascarillas se ha mostrado muy eficaz para frenar el aumento de las infecciones por COVID-19. Es más, un estudio realizado en la Universidad China de Hong Kong, que fue publicado en American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, concluye que los países y las regiones que incorporaron antes el uso de las mascarillas tuvieron una tasa de infección más baja. Y usa como ejemplo Hong Kong y áreas de Taiwán, Tailandia y Malasia.
Se han realizado otros estudios que también resaltan la importancia del uso de mascarillas para ayudar a reducir la propagación. Es por esto que, una vez asegurado el suministro, cada vez más países opten por el uso obligatorio en espacios públicos.
Queda clara la eficacia de los barbijos, así que es importante utilizarlos, pese a que esto pueda generar incomodidad, especialmente durante los días de mucho calor. Esas sensaciones de sudor, picores, calor, irritación de la piel y dificultad para respirar son algunos de los inconvenientes más habituales cuando la llevás puesta, y dan tentaciones de sacártela. Seguí los consejos que te dejamos a continuación y que te van a ayudar a sobrellevar su uso en los días estivales.
-Opta por barbijos o mascarillas de materiales transpirables. Las más recomendadas hechas de tela —indican los Centers for Disease Control and Prevention (CDC)– son las de algodón 100%. Pueden adquirirse en farmacias o bien podés confeccionar tu propia mascarilla, por ejemplo, con una camisa o camiseta vieja, de un color claro, ya que este rebota el calor. No te olvides de lavar e higienizar las mascarillas de tela con la mayor frecuencia posible.
-Que ajuste bien pero sin apretar. El barbijo tiene que tapar la boca y la nariz, pero no demasiado para facilitar la respiración. Para ello, adaptá las gomas o elásticos de las mascarillas a tu fisionomía.
-A causa de las temperaturas muy altas y a la humedad, no es recomendable el uso continuado de las mascarillas porque acumulan todavía más bacterias. Es muy oportuno, para poder evitar esto, llevarlas en interiores, como el transporte público y supermercados, y en exteriores solo cuando no se pueda mantener la distancia de seguridad. Ojo, cabe aclarar que esto no significa que las mascarillas sustituyan el distanciamiento social: lo mejor es evitar ir a lugares en los que no se puede respetar el distanciamiento físico.
-Mascarillas de reemplazo. Por la transpiración o el exceso de humedad, las mascarillas pierden eficacia y, además, al mojarse pueden irritar la piel y la cara. Debido a esto es recomendable que lleves con vos más de una mascarilla para cambiarla cuando sea necesario. Transpórtalas dentro de una bolsa de plástico y se mantendrán limpias y secas. Cuando te la saques, protegé el interior a la hora de guardarla en una bolsa de plástico con cierre.
-Desechalas con seguridad. A la hora de reemplazarlas, guardá la usada en otra bolsa de plástico.
-Asegúrate de lavarte las manos y procurá no tocar la parte exterior de la máscara. Llevá con vos un gel desinfectante por si no podés lavarlas antes y después de ponerte la mascarilla.
-Intentá quedarte en casa y no salir a la calle durante las horas de más calor. Y si lo hacés a primera o a última hora del día, mucho mejor.
-Cuidá la piel de esa zona. Aplicá soluciones hidratantes para prevenir posibles irritaciones.
-Si vas a la playa o a la pileta, usá protector solar para que no te queden marcas en la cara. Si sucede que la mascarilla se mancha excesivamente de crema, deséchala. Para nadar no la vas a necesitar, pero al salir del agua sí. Procurá no mojarla ni ensuciarla, y si te pasa esto, tenés que usar una nueva.
-Buena hidratación. Intentá tomar agua con frecuencia, tal y como debe hacerse en verano, cuando sudamos un poco más.
-Evitá el uso prolongado. Usá la mascarilla cuando sea necesario, pero sacátela tan pronto como puedas.
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