Sabemos que estos momentos son difíciles por eso te dejamos algunos consejos para afrontar el distanciamiento social, la cuarentena y el aislamiento.
En primer lugar, tenés que ser consciente del riesgo que podés causar (a vos mismo o a los demás) si no cumplís con el aislamiento indicado. La percepción pública (en la calle) del riesgo de una pandemia de estas características es muchas veces difusa y poco clara.
Seguí los siguientes pasos para evitar la ansiedad y el estrés:
1. Mantenete al día sobre lo que está pasando, pero limitá la exposición a los medios de comunicación. Evitá mirar o escuchar continuamente las noticias ya que esto incrementará tu ansiedad y preocupación. No olvides que los niños son muy sensibles a lo que oyen y ven en televisión. Hablá con ellos del tema sin ocultarles información, pero adaptándola a su edad y nivel de comprensión.
2. Acudí a fuentes confiables de información sobre el brote epidémico, no mires indiscriminadamente en internet y acudí a las páginas oficiales del Ministerio de Salud. Las redes sociales están llenas de noticias falsas que lo único que conseguirán es confundirte y generarte desconcierto y ansiedad.
¿Cómo afrontar las principales preocupaciones?
• Indagá en tu Centro de Salud u otro proveedor de salud sobre la cobertura de las medicaciones que podrías necesitar durante el proceso y asegurá tu provisión.
• Preguntá a tu médico, enfermera o trabajador social sobre las circunstancias que te preocupen de la cuarentena o del aislamiento.
• Si tu asistencia al trabajo se ve afectada explicá con claridad a tu empleador las circunstancias en la que estás por culpa de la pandemia.
• Estar en contacto con las personas en las que uno confía es la mejor forma de reducir la ansiedad, la depresión, la soledad y el aburrimiento durante un aislamiento social por cuarentena.
• Mantené operativa la capacidad de enviar correos electrónicos, telefonía móvil y otras nuevas tecnologías que te permitan la comunicación. Tampoco abuses de los mismos e intentes leer sobre aspectos no relacionados con este tema.
• Hablá cara a cara a través de Skype o FaceTime.
• Intentá tener acceso a prensa, películas y libros.
• Si sos un paciente en seguimiento en un centro de salud mental o en las consultas externas de un hospital y tenés alguna necesidad en materia de salud mental, comunícate con dichos dispositivos.
• Relajá tu cuerpo, a menudo son útiles las técnicas de respiración profunda, meditación, relajación muscular o participar de actividades que te diviertan. Hacer ejercicio en casa también te puede ayudar a mantener la forma y disminuir la tensión. Recordá que internet ofrece un sinfín de recursos para aprender y practicar muchas de estas estrategias.
• Intentá hacer cosas que habitualmente te resulten entretenidas.
• Hablá con personas cercanas sobre el confinamiento si eso te alivia.
• Mantené buen ánimo y considerá que este aislamiento te puede resultar provechoso. Aún así, tenés que saber que encontrarse triste, con ansiedad y preocupación entra dentro de lo esperable para esta situación. Aceptá lo que sentís y hace lo posible por manejarlo.
• Realizar un tiempo de ejercicio es fundamental, de hecho, está funcionando bien con los niños y los jóvenes, que están muy energéticos y les cuesta mucho estar sedentarios. De la misma forma puede ayudar a las personas con ansiedad, inquietas o con estrés.
• Marcar horarios de comidas, trabajo, deberes académicos, lecturas: horarios de clases (se facilitan clases en canales de TV, aplicaciones de los colegios, páginas web…), si estás trabajando en tu domicilio marcá horarios, las personas mayores pueden hacer las tareas que harían en un centro de mayores en casa, etc.
• Mantené una periodicidad vigilia-sueño estable y saludable.
• Dietas alimentarias adecuadas, equilibradas y saludables.
• Participá en las actividades comunitarias: aplausos a los profesionales en los balcones, tertulias entre vecinos, música, baile en comunidad…
• El trabajo y el estrés diarios nos resta tiempo para estar con nuestra familia, hijos e hijas, compartir conversaciones con nuestros amigos e incluso dejar de lado algunas aficiones. Es buen momento para recuperar estos buenos hábitos de la vida diaria.
• Recuperá tiempo de actividades y juegos con los menores y nuestros mayores.
• Reiniciá actividades, aficiones que nunca has tenido tiempo para realizarlas y ahora podés plantearlas (curso música, idiomas, informática, etc.).
• Recuperá tu tiempo de lectura, música u otras actividades abandonadas. Después de haber experimentado una cuarentena con el aislamiento que conlleva, pueden aparecer emociones encontradas, incluso una sensación de alivio. Si estuviste aislado o incluso ingresado porque padeciste la enfermedad, podés sentirte triste o angustiado por los miedos que generó a tus seres queridos y a tu entorno de contagiarles la enfermedad, incluso una vez que se determinó que ya no era contagioso.
El mejor modo de terminar con esos temores es aprender sobre la enfermedad y sobre sus riesgos y compartirlo con esas personas cercanas. Si alguna de ellas sufrió un gran estrés y tuvieron problemas para dormir, comían en exceso o no comían, tuvieron dificultades para funcionar normalmente en su vida diaria, aconsejarles a pedir ayuda al médico o a la familia.
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