Las enfermedades profesionales son aquellas que aparecen como consecuencia directa de la actividad laboral ejercida por un trabajador. Aprender a identificarlas (y diferenciarlas) es un paso clave para hacer valer los derechos laborales.
En Argentina existen dos leyes que velan por la seguridad y salud de los trabajadores en sus respectivos puestos de trabajo. Las mismas existen con el fin de reducir al máximo la cantidad de accidentes de trabajos que puedan provocar daños a quienes trabajan, como incapacidades tanto temporales como permanentes.
Las leyes, que son la N° 19.587 y 24.557, forman lo que se conoce comúnmente como “Sistema de Riesgo de Trabajo”. Las mismas alcanzan a funcionarios del sector público en todos los niveles del estado (nacional, provincial, municipal), a todos los trabajadores del sector privado, y a todos aquellos que estén obligados a prestar servicios de carga pública.
Conocer en qué caso una enfermedad puede ser considerada profesional es el primer paso para hacer valer los derechos de un trabajador.
¿Qué es una enfermedad profesional?
De acuerdo con el Ministerio de Trabajo, Empleo, y Seguridad Social, una enfermedad profesional es aquella “producida por causa del lugar o del tipo de trabajo”. El organismo explica que las enfermedades profesionales son distintos tipos de cuadros clínicos que aparecen tras la exposición y la participación en determinadas actividades o condiciones como, por ejemplo, condiciones de temperatura, ventilación, humedad, sustancias químicas, cargas pesadas, etcétera).
Desde el Ministerio explican que existe un “Listado de Enfermedades Profesionales” en el cual se enumeran qué condiciones podrían ser consideradas como tales. Sin embargo, existen casos en los que los cuadros no están dentro del listado, por lo que entra en juego la ART.
Si se considera que una enfermedad es consecuencia directa de la actividad laboral, es necesario realizar la denuncia correspondiente en la aseguradora para que se efectúe la investigación que determinará la veracidad de lo sucedido. Si la ART rechaza esta denuncia o deriva al trabajador a su obra social o prepaga, será entonces el turno de una Comisión Médica y la Comisión Médica Central definir si se la reconoce como enfermedad profesional o no.
¿Cuáles son algunos ejemplos de enfermedad profesional?
Tal como fue mencionado, existe una lista de enfermedades profesionales que señala una larga lista de patologías y sus posibles causas (es decir, cuáles son las actividades realizadas que podrían devenir en tal diagnóstico – donde se incluye la manipulación de ciertos elementos químicos).
Algunos cuadros son mucho más comunes que otros, por lo que sería difícil nombrarlos a todos. Sin embargo, algunos de los casos más comunes incluyen:
- Intoxicación aguda. Una consecuencia directa de la manipulación de arsénico, la cual puede darse a través de la fabricación, empleo de ciertos pesticidas o de la impresión de telas.
- Conjuntivitis aguda común en la industria de la fabricación de vidrio, en la de tratamiento de cueros y pieles, en el uso de anestesia quirúrgica, o en la soldadura mediante el uso de rayos láser.
- Quemaduras químicas. Muy presentes en cualquier actividad laboral que incluya la manipulación de selenio.
- Anemia hemolítica. Patología recidivante en varios sectores de la industria química.
- Hipoacusia perceptiva. Es muy común en cualquier tipo de trabajo que incluya la exposición a ruidos altos (como la molienda de piedras y minerales, la instalación y prueba de amplificadores de sonido, o incluso la recolección de residuos domésticos).
- Tendinitis del manguito rotador. Existen muchos tipos de tendinitis presentes en el listado de enfermedades profesionales, consecuencia de diferentes actividades. La del manguito rotador (hombro) es de las más comunes y puede aparecer a partir de cualquier trabajo que requiere movimientos repetitivos y/o forzosos de los hombros.
- Nódulos de las cuerdas vocales. Son consecuencia de trabajos en los que haya que emplear el uso de la voz. Dentro de los principales trabajadores se encuentran docentes y maestros, telefonistas, y actores profesionales.
¿Cómo se determina una enfermedad profesional?
Una enfermedad laboral debe ser determinada y confirmada por la ART correspondiente. Generalmente, cuando la misma aparece en la lista de enfermedades que menciona el Ministerio, y quien la padece realiza directamente alguna de las actividades relacionadas, no hay demasiadas complicaciones al momento de concederle al trabajador su licencia e indemnización correspondientes.
Sin embargo, en casos más complejos, o que no forman parte de la lista, luego de la denuncia a la ART será la Comisión Médica la que determine si el cuadro clínico es compatible con causas laborales.
¿Cuál es la indemnización por enfermedad profesional?
Existen varios tipos de indemnizaciones a abonar a los trabajadores en base al tipo de enfermedad profesional que presenten (los cuales aplican también casos de accidentes de trabajo).
- Incapacidad laboral temporaria. Aparece cuando el trabajador debe interrumpir su actividad, debido a la enfermedad laboral, de manera temporal. La misma culmina llegado el momento del alta médica, de una declaración de incapacidad permanente, o del transcurso de dos años desde la primera manifestación. Durante el período de licencia el trabajador continuará recibiendo su salario normal sin modificaciones.
- Incapacidad laboral permanente. Se declara la misma cuando el daño producido genera en el individuo una degradación de su capacidad de trabajo que durará de por vida. Este tipo de incapacidad puede ser parcial (igual o inferior al 50%), grave (superior al 50% e inferior al 66%), o total (superior al 66%). Todas ellas incluyen el pago del salario correspondiente durante el tiempo en que siga habiendo una relación laboral, más el pago único de una indemnización.
- Situación de gran invalidez. Se toma como tal aquellos casos en el que el trabajador padece una incapacidad laboral total que demanda asistencia para realizar sus actividades cotidianas. Es en este caso que el damnificado recibirá, además de la indemnización correspondiente, un pago mensual para solventar los gastos ocasionados a partir de la patología.
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